Jarrones chinos

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Aznar ha vuelto y Felipe González todavía no se ha ido. Oráculo de pana de la retroizquierda monárquica, el uno; celoso guardián de las esencias patrias e inspirador de la neoultraderecha, el otro. Uno como ventrílocuo, el otro como titiritero que no ha dejado de mover los hilos, ambos siguen como jarrones chinos en la política española.

Diversas versiones y una cierta polémica sobre su autoría, no restan un ápice de acierto a una expresión que el propio Felipe González ha terminado haciendo suya: “los expresidentes somos grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. Se supone que tenemos algún valor, por lo que nadie quiere tirarnos a la basura, pero estorbamos en todos los sitios”.

Pues eso. Ya va siendo hora de retirarlos. El uno por el otro, la casa sin barrer.
Por favor. Todavía hay sitio en el trastero y la puerta está abierta.

Una respuesta a «Jarrones chinos»

  1. A la vista de las recientes declaraciones contra el diálogo gobierno Sánchez-procés Catalá, habría que mirar de descuartizar este par de vasijas, ambos muy orgullosos de su paso por la gloria y el poder. Creo que deberíamos tomar como ejemplo a Perú, donde encarcelan a expresidentes corruptos. Si tanto abrieron la mano para tomar, que se pasaron de listos, paguen ahora el castigo de los excesos.

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