Hoy ha venido a casa el huevero y me ha dicho que ha subido el precio de la docena. ¡Viva Putin!, me ha salido… sin pensar, y el huevero, que tiene más sentido común que muchos analistas, me ha respondido: Putin… y los otros… y los que están en la sombra.
¡No sabe nada el huevero! Pero no voy a enredarme en las causas de la invasión… del desastre de la guerra, sino en la anunciada consecuencia del conflicto bélico. En este sentido, me ha llamado la atención la conclusión a la que han llegado los analistas del BBVA, que ha hecho pública su presidente Carlos Torres Villa: la guerra trae consigo “un nuevo orden mundial”. Casi nada.
No hace tanto, en 2008, nos dijeron que la Gran Recesión iba a provocar la refundación del capitalismo y, menos aún, que íbamos a salir mejores de la Pandemia. ¡Hala! ¡Ponga una hipérbole en su vida! Tal parece ser el eslogan que guía a los analistas de nuestras crisis.
Evidentemente, todo deja su poso y la humanidad evoluciona, cambia constantemente, desde que es humanidad. Ya lo dijo Heráclito de Éfeso hace más de dos mil quinientos años: panta rei (todo fluye), dando a entender que nunca nos bañamos dos veces en el mismo río.
Esta sucesión de crisis hará de catalizador de determinados procesos, ya veremos si para mejor o para peor; pero de eso, a lo otro, hay un gran trecho.
La tendencia a la exageración no contribuye a la racionalización de los problemas, ni a la reflexión necesaria; altera nuestra percepción de la realidad, haciéndonos perder el sentido de la medida; simplifica y empobrece un debate público, en el que los argumentos pasan a ser menos importantes; y, finalmente, puede llevarnos a abandonarnos a las emociones.
Tampoco conviene que nos pongamos listones tan altos, porque detrás vienen la frustración, el desencanto y la desafección.
Ni se ha refundado el capitalismo, ni estamos saliendo mejores de la pandemia, ni habrá un nuevo orden mundial.
Sin embargo… si escarbamos un poco debajo de cada exageración, y nos preguntamos, como hacía Cicerón, qui prodest, (¿a quién beneficia?), ¿quién sale ganando de todo esto?, probablemente encontremos muchos huevos en la misma cesta.
¡Qué digo Putin! ¡Que viva el huevero!