
Las rupturas son dolorosas; del tipo que sean: amorosas, sociales o políticas.
“Cuando una cuerda se rompe se puede volver a unir, pero siempre quedará un nudo”, se suele decir. A algunos nos parece más importante la tensión de la cuerda que el nudo, pero hay quien no puede dejar de fijar su atención en el punto en el que se quebró.
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