
Hoy he visto pasar a Jorge por el bidegorri, a toda pastilla, con su patinete eléctrico, los brazos tatuados, como si llevara mangas, los pantalones de marca caídos, a media nalga, enseñando los calzoncillos, y ese aire de suficiencia que le hace sentirse moderno, vanguardista y hasta transgresor; convencido a carta cabal de que el resto del mundo es demasiado mainstream. Vamos, todo un neopijo.
Continuar leyendo «El patinete de Florence»