Suzanne: Suzanne y Judy

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Hace sólo unos días, en plena vorágine navideña, se cumplían cincuenta años de la publicación del primer disco de Leonard Cohen, el 27 de diciembre de 1967. Suzanne era la primera canción, la más emblemática de su carrera, la que abre el universo Cohen, sin embargo no fue su estreno porque ya la había grabado un año antes Judy Collins, su madrina artística.

Leonard era un joven y tímido poeta canadiense de intensa vocación que leía sus poemas en pequeños clubs de Montreal y de Toronto. Convencido de que la poesía no le daría de comer, se propuso convertir algunos de sus poemas en canciones y probar suerte. Desde hacía un tiempo, Mary Martin, una amiga canadiense de Judy, le venía hablando de un tal Leonard Cohen, un poeta con mucho talento, le decía. A finales de mayo de 1966, mientras Judy trabajaba en el que sería su quinto álbum, In my life, Mary insistió: Cohen cree que ha escrito algunas canciones y le gustaría que las escucharas.

Judy Collins le abrió la puerta de su casa en Nueva York. Leonard empezó confesando sus dudas sobre si lo que había escrito podían considerarse canciones, pero luego se sentó en el sofá, apoyó la guitarra en su rodilla y empezó a cantar Suzanne. Judy quedó tan sorprendida y conmovida que inmediatamente decidió interpretarla e incluirla en el disco que estaba grabando. Suzanne es pues el primer tema de Cohen en publicarse, pero no cantado por él sino por Judy Collins, situándole al comienzo de un largo camino.

Populismo

Tiempo de lectura: 72 minutos

¿Un espectro recorre el mundo?

«Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: llegar allí,
he aquí tu destino»

“Ítaca”, Konstantínos Petrou Kaváfis

Entre la niebla de la ciencia política, emerge con vigor inusitado un fenómeno que, de manera cíclica, aparece en las cartas de navegación: es lo que Taguieff ha calificado como “ola populista”. Una gran ola, que empezó a levantarse a partir de la década de los ochenta y que, en la actualidad, las predicciones advierten que amenaza con convertirse en un tsunami capaz de arrasar nuestro atribulado mundo.

Hoy, es un lugar común, casi el único entre los académicos, reconocer que “el populismo está de moda” –palabra del año 2016 para la Fundación del Español Urgente-BBVA–. También, que se trata de uno de los conceptos más evasivos e inasibles de la ciencia política; de ahí que su uso en el lenguaje especializado se reduzca sensiblemente, limitándose normalmente a los movimientos, partidos o regímenes políticos que, por consenso generalizado, se han definido como populistas. Sin embargo, no ocurre lo mismo fuera del ámbito académico. La ligereza y hasta el abuso, con que el término es utilizado tanto por políticos y analistas, como por profesionales de los medios de comunicación, sorprende a cualquiera que siga con interés el devenir de nuestra sociedad contemporánea, porque, de todos los “ismos” que son y han sido, éste es el gran desconocido. Sin embargo, la noción de populismo se toma como algo evidente, como dando por descontado que todos saben de qué están hablando. “La palabra populismo ha sufrido una irónica desventura: se ha hecho popular”, ha apuntado el mismo Taguieff. La confusión que lo envuelve, se hace mayor aún, por tratarse de un término con el que se abarcan muy diversas y contradictorias realidades, incluso radicalmente opuestas ideológicamente.

El Brexit, capitaneado por Nigel Farage, del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), ¿no sería la expresión última, exacerbada, de un recelo británico hacia Bruselas que comenzó a manifestarse ya en 1973 y que ningún gobierno desde entonces quiso o supo combatir eficazmente? Nada, ¡populismo! Y Marine Le Pen, con su Frente Nacional, ¿no es el último avatar de una extrema derecha clásica que hunde sus raíces en la Francia de Vichy? Bah, ¡populismo y sólo populismo! Y ¿Podemos?, ¿acaso no supone un síntoma de la flagrante crisis del régimen de 1978 y de la descomposición del bipartidismo? ¡Tonterías! Vulgar populismo de izquierdas, de inspiración chavista. ¿Y el secesionismo catalán? ¡Populismo nacionalista de manual! ¿Y Trump? ¡La apoteosis del populismo!, dice Joan B. Culla. En el mismo saco de expresiones políticas, se mete también al Partido por la Libertad (PVV), del holandés Geert Wilders, segunda fuerza política en las últimas elecciones celebradas en el país de los tulipanes y el más votado en la simbólica Maastricht, una de las capitales de la construcción europea; a Frauke Petry, de la Alternativa para Alemania (AfD); al Movimiento por una Hungría mejor (Jobbik), de Gábor Vona, y a la Unión Cívica Húngara (Fidesz) de Viktor Orbán, gobernante en el país magiar; al Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), de Norbert Hofer, quien ha disputado la presidencia de su país; al Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo y a la Liga Norte de Matteo Salvini, de Italia; al Partido Popular Danés (DE), de Kristian Thulesen Dahl; a los Verdaderos Finlandeses, de Timo Soini, uno de los tres socios del gobierno finés; a los Demócratas Suecos, de Björn Söder; también a Amanecer Dorado, de Grecia, liderado por Nikos Michaloliakos, y a Syriza, con Alexis Tsipras al frente del Gobierno griego; al Partido del Progreso (FrP), liderado por Siv Jensen, formando parte de la coalición que gobierna Noruega; al checo Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO) del magnate Andrej Babiš; al flamenco Vlaams Belang, de Filip Dewinter y al Partido Popular Suizo (SVP/UDC) de Christoph Blocher; y así, un largo etcétera que incluye a líderes como el venezolano Hugo Chávez (Partido Socialista Unido de Venezuela), ya fallecido, el polaco Jarosław Kaczyński (Ley y Justicia), el turco Recep Tayyip Erdoğan (Partido de la Justicia y el Desarrollo) y al mismísimo Vladimir Putin (Rusia Unida). Es evidente que no necesitamos recurrir al catalejo para divisar lo que parece una armada invencible. Pero, ¿puede una ideología ser tan omnicomprensiva como aparenta?.

Continuar leyendo «Populismo»

Presos políticos

Tiempo de lectura: < 1 minuto

La fea costumbre de interpretar lo que quieren decir las palabras lleva a contaminarlas con matices subjetivos y, a menudo, a abrir debates absurdos. La RAE define preso como persona que sufre prisión, y político a quien interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado y, por extensión, todo lo perteneciente o relativo a la actividad política. A diferencia de un ladrón, un asesino, un violador o un estafador, por ejemplo, quien llega a prisión como consecuencia de sus actos políticos es un preso político.

Prueba de esa subjetividad añadida, resulta evidente cuando los mismos que niegan esa condición a los dirigentes catalanes encarcelados, la pregonan y la reconocen, sin ningún género de duda, en los opositores venezolanos. Allá, igual que aquí, el gobierno argumenta que están en prisión por haber vulnerado las leyes de su país. Aquí y allá, cuando un político llega a prisión como consecuencia de sus actos políticos es un preso político.

Cataluña. Un lamento y dos preguntas

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Culminada una etapa más del devenir catalán e hispano, sólo una etapa más, me hago eco del final del artículo que Javier Elzo acaba de publicar en su blog: “¡Con lo fácil que era atenerse a lo que deseaba el 80% de los catalanes, una consulta pactada! ¿Qué democracia es esa en la que la voluntad pacífica del 80% de una población de expresarse en una consulta no es tenida en cuenta? ¿Dónde queda la legitimidad de una ley que, supuestamente, la prohíbe o la impide?.

Sólo añado: … continuará. No se pierdan el próximo episodio.

Cataluña: ¡Despejad la incógnita!

Tiempo de lectura: 2 minutos

Hasta para quienes nos consideramos “de letras”, las matemáticas pueden ser útiles ante una realidad política tan compleja como la catalana. Los que así piensan, dicen que aportan un espíritu riguroso y de síntesis que ayuda a resolver problemas. Sólo hay que enunciar una ecuación, introducir la incógnita y desprenderse de cualquier tipo de prejuicio.

El Centro Nacional de Recursos Textuales y Léxicos define una ecuación como “una igualdad entre dos expresiones, que contiene una o varias incógnitas y puede comprobarse dando uno o varios valores a estas incógnitas”. Otra definición obtenida de una clase de matemáticas de 4º de ESO, que quizá puede entenderse mejor, dice que “una ecuación es una igualdad entre dos expresiones que contiene una variable, normalmente denominada “x”, que sirve para resolver problemas”.

Si, como parece evidente, hay un problema serio en Cataluña, podemos plantear la siguiente ecuación, incluyendo todos los factores necesarios para resolverlo. Tenemos un pueblo catalán (Pc) dividido, por lo que parece ‘fifty-fifty’, entre una expresión nacionalista (N) que apuesta por la independencia y otra (U) que puja por mantener la unidad española, ambas enfrentadas; queremos, por otra parte, que la solución del problema sea democrática (D) y respete la ley (L), el Estado de Derecho; sólo nos falta introducir la incógnita (x) que hay que despejar, cuál es la solución del problema, normalmente denominada (S). Este enunciado, traducido y simplificado en términos matemáticos es el siguiente:

Pc(N/U)=x(D+L) ⇒ x=S

Despejada la “x”, la solución es un referéndum pactado que evitará el enfrentamiento mediante una solución democrática que respete la ley.

Josep Borrell se encargó ayer de recordarnos que Cataluña no es como Lituania, Kosovo o Argelia, pero sí se puede parecer más a Quebec o a Escocia, realidades con problemáticas similares en las que se optó por la misma solución. Lástima que el matemático Borrell, se haya posicionado en la “U” y no en la “S”, pero todavía quedan las horas suficientes para llegar a un acuerdo que pare la Declaración Unilateral de Independencia con el ofrecimiento de la apertura de la correspondiente negociación para realizar un Referéndum Pactado en Cataluña, que es como arreglan los países democráticos este tipo de controversias. Es, por otra parte, lo que quiere la gran mayoría de los catalanes según un estudio del CEO (Centre d’Estudis d’Opinió); la única salida para cualquiera que oiga con las dos orejas.

Brexit

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Mural con el que Banksy expresa su pesar por el Brexit. Un operario, desde lo alto de una gran escalera, aniquila a golpes de martillo y cincel una de las doce estrellas de la bandera de la Unión Europea, rompiendo el círculo que simboliza la unidad y extendiendo grietas amenazadoras desde el centro de la estrella. La obra del genial y misterioso grafitero ha aparecido la noche luminosa del 6 de mayo de 2017 en una fachada del Castle Amusements, un edificio abandonado de la ciudad portuaria de Dover, muy cerca de la terminal del ferry que conecta Reino Unido con la Europa continental. La foto ha sido publicada en la cuenta oficial de Banksy en Instagram.

Donostia

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Donostia es la ciudad que me vio nacer, la que me ha visto crecer y a la que vuelvo siempre en mis viajes por todo lo largo y ancho de este mundo. Además, es fotogénica y sabe posar. Así de guapa la ha visto el astronauta francés Thomas Pesquet, de la ESA/NASA, desde la Estación Espacial Internacional (ISS) el 18 de febrero de 2017.