Algo huele a podrido en España

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Sí, algo huele a podrido en España, remedo de la célebre sentencia hamletiana, aunque, como es sabido, Shakespeare localizaba el olor en Dinamarca.

Recientemente ha sido recuperada para hacer referencia al éxito del partido de extrema derecha Dansk Folkeparti, el nacionalista, populista, xenófobo y euroescéptico Partido Popular Danés, convertido en la segunda fuerza política y primera de la derecha del país nórdico.

Los estudiosos del ascenso de la extrema derecha en Europa y en el mundo han explicado la ausencia en España de una organización de esta tendencia política argumentando que tras cuarenta años de dictadura España estaba vacunada. Pero, como hemos visto, estaban equivocados. La ultraderecha, lo que se dio en llamar el franquismo sociológico, estaba oculto, agazapado, dentro del Partido Popular.

Por fin ha decidido emanciparse y mejor así, porque es preferible saber a qué jugamos, con quién jugamos y qué nos jugamos; porque hasta ahora ha servido para engordar artificialmente al Partido Popular y porque el olor a rancio ha sacado del sopor a unos cuantos.

Luis Garicano, candidato de Ciudadanos al Parlamento Europeo, se preguntaba si España quería ser Dinamarca o Venezuela y la respuesta se la han dado los electores. Fragmentación parlamentaria, bloques ideológicos heterogéneos, socialdemócratas como primer partido y la extrema derecha en el Parlamento. Ya nos parecemos más a Dinamarca, aunque sólo sea en eso, porque algo huele a podrido en España.

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