Erase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Personajes a los que veía José Agustín Goytisolo cuando soñaba un mundo al revés.
En los míos aparece de manera recurrente uno que me quita el sueño. Es Dooh Nibor. El reverso exacto, la antítesis, de Robin Hood, el príncipe de los ladrones. Un personaje que se dedica a robar a los pobres para dárselo a lo ricos.
El problema es que no pertenece a aquel mundo al revés que soñaba Goytisolo porque cuando me despierto sigo viéndolo por todas partes y se reproduce como los gremlins. Tal es así que los ricos se hacen cada vez más ricos a costa de los pobres, que se empobrecen cada vez más a causa de los ricos. Y la brecha entre ricos y pobres cada vez se hace más grande.